jueves, 26 de febrero de 2009

Oda a una lavadora

De pronto te das cuenta de que te has puesto a doblar la ropa, planteándote cuestiones vitales y tratando de descubrir algún significado. Son momentos de meditación casera, que pueden cambiar tu vida para siempre. Doblando las camisetas, piensas que, de mañana, no va a pasar lo de deshacer las últimas cajas de la mudanza. Emparejando calcetines, sientes que en realidad no tienes ganas de ir a visitar a tu madre, y que vas a pegarte esa marcha que te hace tanta falta, porque hace semanas que no sales, quién te lo iba a decir cuando le conociste. Sacudiendo los vaqueros, decides que vas a alquilar la habitación que tienes vacía y no usas a algún estudiante extranjero que se pase el día en la calle, para que no te de mucho el coñazo. Doblando la ropa interior, piensas que en realidad podrías llamar a esa persona, y dejarte llevar...

¡MIERDA! ¡Tu camiseta favorita se ha desteñido!

(la metes refunfuñando en la lavadora... Se te olvida lo que estabas pensando...)

2 comentarios:

autor dijo...

yo, planchando una blusa, me hice gay...

Anónimo dijo...

yo no pienso. No lavo la ropa, ni limpio mi casa, ni doblo la ropa. Pero hoy voy a hacerlo. Más vale tarde que nunca. Gracias hermana.K.